Juan Cáspar 22/11/25
Los ácratas, especialmente los de condición lúcidamente nihilista como el que suscribe, somos poco o nada dados a algo parecido al culto a la personalidad. Seguramente, nos excedemos, lo reconozco, ya que hay figuras históricas que merecen todo el reconocimiento. A propósito de esto, por cierto, una pequeña reflexión sobre eso tan extendido de «no juzgar la historia con la mentalidad del presente» (o algo parecido): se trata de una soberana estupidez. Es decir, claro que podemos comprender que muchas personas eran, sin más o en gran medida, producto de la mentalidad de su tiempo. Sin embargo, otras sí fueron capaces de enfrentarse a los valores imperantes y se manifestaron con fuerza, por ejemplo, en contra de la esclavitud o a favor de los derechos de las mujeres; a esos seres humanos, verdaderos sapiens que fuera capaces de echar por tierra la moral dominante (ya digo, un poco de nihilismo, por favor), es a los que habría que reconocer de la forma que sea, precisamente, para seguir avanzando en la actualidad hacia algo un poquito mejor.
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